La llegada de la novia es el momento de máxima expectación. Aumenta el nerviosismo cuando los invitados que aguardan en la puerta de la iglesia ven aparecer un majestuoso coche nupcial. La protagonista va dentro, no puede ser un vehículo cualquiera. Al igual que con el resto de la organización de la boda, la elección del coche debe hacerse con buen gusto.
Triunfan los modelos clásicos (Rolls Royce, Cadillac, Mercedes, Jaguar o Bentley…) que aportan glamour y sofisticación; sin embargo, lo más acertado es elegir el modelo de manera que se adapte al estilo de los novios y al tipo de ceremonia. No es apropiado, por ejemplo, llegar en un Porsche o Ferrari -otros de los favoritos-, si el matrimonio va a celebrarse en una pequeña iglesia rústica. Del mismo modo, para una boda desenfadada puedes optar por un entrañable Volkswagen escarabajo.
Algo común a todas las novias es que deberán tener muy en cuenta las dimensiones de su vestido a la hora de elegir en qué coche van a recorrer su último tramo de soltería.
Otro consejo universal atañe a la decoración. No hay que excederse con los arreglos florales y resulta conveniente dejarlo en manos de la misma persona encargada de adornar el lugar de la ceremonia.
Lo cierto es que, como en todo, hoy día nada es obligado en una boda. Muchas parejas pasan de protocolos y tradiciones, y reivindican su originalidad también con el coche nupcial: ¿te van las limusinas, los coches de caballos o eres más de moto y sidecar? ¡Si eres una novia boho chic quizá has pensado en la famosa furgoneta hippie de Volkswagen!
El mayor reto está en las parejas ecológicas. Han previsto papel reciclado para las invitaciones y los menús, solo se servirán alimentos orgánicos para el banquete, el novio va a llevar un discreto traje de algodón y la novia ha optado por reciclar el vestido de su madre. ¿Problema? ¡Ninguno! También para ellos hay formas de evitar emisiones de combustible por el transporte: carruajes, vehículos eléctricos, caminar o, incluso, ir en bicicleta. Mira cómo una bicicleta puede convertirse en el elemento protagonista de tu decoración, o como el clásico «medio huevo» es válido… ¡hasta para los príncipes de Luxemburgo!
Lo importante es que ninguna princesa renuncie a la carroza de sus sueños.